Ahora podrás conocer cada detalle sobre la vida de los 'verdugos'
#TENDENCIAS

La historia está llena de personajes que despiertan mucha curiosidad, ya
sea por lo poco que se sabe de ellos, o por los eventos en que estuvieron
involucrados. Ambas cosas se aplican para los verdugos, quienes aún siguen
provocando temor y fascinación al mismo tiempo. Pensando en esto, en el Blog de Sergio Kou hemos preparado un
artículo muy especial, donde podrás conocer cómo vivían los verdugos, pero también cómo eran vistos y otros
detalles interesantes.

El oficio de los verdugos y su preparación
Para indagar sobre la historia y el
estilo de vida de los verdugos, de una manera objetiva, necesariamente
debemos hablar sobre la pena de muerte. Este castigo era algo común durante la
edad media, un periodo en el cual se llevó a cabo de las formas más horrendas.
A las personas que se les consideraban herejes eran quemadas vivas, y otras
eran despedazadas por animales salvajes. Asimismo, el ahorcamiento era un
método muy popular, dado que era más económico y a la vez visual.

Sin embargo, con el paso de los siglos se fueron estableciendo diferentes
reformas. Esto tuvo como objetivo establecer métodos considerados más justos,
entre ellos la decapitación. Es así como la imagen del verdugo empezó a
popularizarse, hasta la estereotipada visión que tenemos hoy en día. Nos
referimos al hombre corpulento vestido de negro, con una capucha que cubre su
rostro, y una gigantesca hacha lista para cortar cabezas.

Los verdugos y el rechazo de la sociedad
No cualquier persona podía cumplir este oficio, pues se consideraba una
tradición familiar. Los hijos eran enseñados por sus padres, siendo preparados
desde muy pequeños. No solo eran acondicionados físicamente, desarrollando la
habilidad y técnica necesarias, sino que incluso aprendían conceptos básicos de
anatomía. Esto último era muy importante, pues una ejecución fallida podía
implicar la pena de muerte para el propio verdugo.

Las principales características de la vida de los verdugos
El verdugo veía su labor como justa
y necesaria, pues servía para
transmitir un mensaje de autoridad por parte de la gobierno de turno. Asimismo,
se consideraba a sí mismo un agente del bien, impartiendo la voluntad de Dios.
A pesar de esto, esta misma labor provocaba que fuera rechazado por la
sociedad. Su ingreso estaba prohibido a ciertos establecimientos, y tenía que
vivir fuera de las ciudades, o en las zonas más inmundas. Además, la mayor
parte de su tiempo la pasaba con criminales. Todo esto solía conducirlo a la
bebida y los excesos, que podía costearse gracias a la buena remuneración que
percibía.
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